En los últimos años he explorado con más profundidad las conexiones entre el liderazgo, el trauma y la sostenibilidad social. Una pregunta que vuelve constantemente es:
¿Estamos cuidando a las personas en el trabajo o simplemente conteniéndolas para que no exploten?
El lenguaje del bienestar está cada vez más presente en empresas e instituciones, pero ¿qué pasa cuando ese cuidado es solo estético? ¿Qué ocurre cuando se «acompaña» sin comprender lo que desregula?
💥 Contener sin comprender desregula.
Desde la mirada de la Teoría Polivagal, el liderazgo no se ejerce solo con palabras o procedimientos, sino desde un sistema nervioso regulado que es capaz de ofrecer seguridad y conexión. Liderar es también sostener: emocional, fisiológica y relacionalmente.
Cuando las organizaciones no reconocen los efectos del trauma –ni los suyos propios como sistemas que a veces lo reproducen–, el cuidado se convierte en control. Y el acompañamiento, en vigilancia suave.
🌱 ¿Cómo podemos transformar esa contención en cuidado genuino?
- Escuchando lo que está más allá del comportamiento: las señales del cuerpo.
- Dando espacio a la regulación, no solo a la productividad.
- Formando líderes que sepan corregular, no solo motivar.
Cuidar de verdad implica asumir que la seguridad no se decreta, se construye en lo cotidiano.
Porque cuidar también es estrategia.
👉 ¿Te ha resonado alguna de estas ideas?
Me encantará leerte en LinkedIn y seguir conversando por allí.