🌿 Una semana moviéndome desde dentro

Tras el retiro con Marta Garay y Marta Soteras, volví a casa con una intención clara: moverme desde el cuerpo, sin exigencia.
Sin metas. Sin formas preconcebidas. Solo escuchar.

El jueves y el viernes agendé ese movimiento intuitivo como parte de mi ritual de despertar consciente. Pero no ocurrió.
Lo forcé. Y al hacerlo, lo vacié de sentido. El cuerpo no se abre por presión.

El martes, sin embargo, algo distinto pasó.
Una canción sonaba desde la casa de una vecina, y sin pensarlo, mi cuerpo se dejó llevar durante un minuto. Solo un minuto. Pero libre. Real. Vivo.

En lugar de frustrarme, decidí reconocer eso como un comienzo.
He conseguido 1 despertar consciente, 1 minuto de movimiento libre, 2 paseos y 1 ritual completo.
He empezado a vincular el fuego de una vela con el inicio de algo sagrado. Y he comenzado a contactar con mi musa interior, la que seduce, la que escucha, la que conecta.

🌱 A veces siento frustración: me gustaría estar entrenando fuerza. Pero antes necesito fuerza para liberarme.
Mi cuerpo y mi mente nunca han vivido el movimiento como libertad. Ahora, lo están aprendiendo.

Y entonces me pregunto:
¿qué pasaría si también las organizaciones se permitieran dejar de forzar y empezaran a escucharse?

🌍 ¿Qué pasaría si el ritmo de las personas no se midiera solo en entregables?
🌀 Si cada cuerpo, incluso el más invisible en el organigrama, pudiera marcar también el pulso del cambio.

Hoy creo en una estrategia con cuerpo.
Y Embodied Strategy empieza así:
Con un minuto de música desde la ventana.
Y el permiso de habitarlo todo.


Cuidar también es estrategia.