5 prácticas para una reincorporación más suave: cómo reconectar con tu cuerpo antes de volver al trabajo

El final del verano suele venir acompañado de dos sensaciones contradictorias:

la ilusión por nuevos proyectos… y la tensión de volver a la rutina.

En medio de esa transición, el cuerpo puede convertirse en nuestro mejor aliado… o en el gran olvidado.

Escucharlo y cuidarlo antes de la reincorporación laboral no es un lujo: es una estrategia para reducir estrés, mejorar el enfoque y preservar nuestra energía.

En este artículo encontrarás 5 prácticas sencillas y efectivas para reconectar con tu cuerpo antes de volver al trabajo, y así hacer que el cambio sea más suave y sostenible.


Por qué el cuerpo importa (también en lo laboral)

Tendemos a pensar que la preparación para la vuelta al trabajo es una cuestión de planificación: revisar la agenda, organizar tareas, ponerse al día con los correos…

Todo eso es importante, pero si dejamos al cuerpo fuera de la ecuación, es fácil que aparezcan:

  • Fatiga acumulada en los primeros días.
  • Sensación de ir “a contracorriente”.
  • Estrés que se instala antes incluso de empezar.
  • Desconexión emocional del equipo y de la propia tarea.

El problema no es solo físico: cuando nuestro cuerpo está en modo supervivencia, nuestra capacidad para tomar decisiones, resolver problemas y relacionarnos de forma saludable se reduce. Esto es clave en cualquier contexto laboral, y especialmente relevante si buscamos organizaciones más humanas y sostenibles.

Un enfoque embodied (centrado en habitar el cuerpo) nos ayuda a adaptarnos mejor a los cambios y a sostener el ritmo de forma saludable. No se trata de añadir “otra tarea” a la lista, sino de cambiar la forma en que vivimos lo que ya hacemos.


5 prácticas de autocuidado embodied para antes de la vuelta al trabajo

1️⃣ Respira con los pies en el suelo.

Siéntate en una postura cómoda, apoya bien ambos pies y haz 3 inhalaciones profundas sintiendo el contacto con el suelo.

Este gesto sencillo ancla la atención en el presente y ayuda a calmar el sistema nervioso, reduciendo la sensación de aceleración típica de la vuelta.

2️⃣ Chequeo de tensión.

Elige una parte de tu cuerpo donde sientas tensión (cuello, hombros, mandíbula…) y dedica un minuto a moverla suavemente.

Puedes hacerlo en cualquier momento del día. Al liberar tensión, recuperas movilidad y envías al cuerpo la señal de que es seguro relajarse.

3️⃣ Pausa de 30 segundos.

Cada dos horas, detente. Cierra los ojos y nota tres sensaciones físicas distintas (temperatura, contacto, latido…).

Esta práctica de atención plena ayuda a detectar cuándo el cuerpo empieza a entrar en estrés, permitiendo regular antes de que sea demasiado tarde.

4️⃣ Cierra el día con un estiramiento consciente.

Antes de dormir, dedica 5 minutos a estirarte lentamente, notando cómo se alarga cada músculo.

Este momento no solo prepara para un descanso más profundo, sino que también simboliza el cierre del día y la transición hacia el descanso.

5️⃣ Diseña tu primer día de vuelta pensando en tu cuerpo.

En lugar de sobrecargar la agenda, planifica una reincorporación progresiva:

incluye pausas reales, una comida sin prisa y, si es posible, evita concentrar reuniones exigentes todas en el mismo día.

El objetivo no es “recuperar el tiempo perdido”, sino entrar en la nueva etapa con energía sostenible.


Cómo integrar estas prácticas en tu día a día

Empezar antes de la vuelta al trabajo es clave. Cuanto más practiques estas rutinas durante el verano, más fácil será mantenerlas cuando la carga laboral aumente. Aquí algunas recomendaciones:

  • Empieza con una sola práctica: mejor hacer una con constancia que intentar cinco y abandonarlas.
  • Asocia las prácticas a algo que ya haces: por ejemplo, el chequeo de tensión justo antes de abrir el correo de la mañana.
  • Comparte la experiencia con tu equipo: si otros lo practican contigo, será más fácil integrarlo en la cultura del lugar de trabajo.
  • Sé flexible: algunos días tendrás más tiempo y otros menos. Lo importante es mantener la conexión, aunque sea por segundos.

Cuidar también es estrategia

La reincorporación laboral no tiene por qué sentirse como un salto brusco entre dos mundos.

Con pequeñas acciones, podemos hacer que el cuerpo nos acompañe —en lugar de resistirse— en la transición.

Recordemos que el cuidado no es una recompensa después del esfuerzo, sino una parte esencial del proceso.

Y que una organización más saludable empieza por personas que saben cómo escucharse, regularse y sostenerse.

🌿 Porque la sostenibilidad social empieza en lo cotidiano, y el trabajo también puede ser un lugar que nos enraíce en vez de desarraigarnos.


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Por Nerea Liarte

🎓 Psicóloga | Comunicación en Sostenibilidad & ESG

🌐 Creadora de “Cuidar también es estrategia